Basilica di San Giulio

En el corazón del Lago de Orta se alza la Isla de San Giulio, un lugar de profunda espiritualidad y extraordinaria sugestión. En el centro de la isla se encuentra la Basilica de San Giulio, autentico cofre de arte, historia y fe. Según la tradición, la iglesia fue fundada en el siglo IV por San Giulio, misionero griego que evangelizó la zona de Novara junto con el hermano Giuliano, construyendo cien iglesias. La leyenda cuenta que llegó a la isla sobre su capa empujado por el viento, para liberarla de dragones y serpientes, símbolos del paganismo, y aquí edificó su ultima y más importante iglesia.

El edificio actual, de época románica entre los siglos IX y XII, recibe al visitante en un ambiente silencioso y recogido. Las columnas interiores, todas distintas, proceden de edificios antiguos y testimonian la larga estratificación histórica del lugar. Elemento de gran valor es el ambón en serpentino de Oira, realizado en el siglo XII; un púlpito finamente esculpido con figuras simbólicas de los Evangelistas y motivos vegetales, considerado una de las obras maestras de la escultura románica en Italia. 

 El interior de la basílica, de tres naves, está enriquecido con frescos medievales y barrocos que narran siglos de devoción. En la cripta se conserva el cuerpo del santo, guardado en un arca de plata, en un espacio íntimo y acogedor. En el exterior, el silencio de la isla es casi irreal; solo se escucha el rumor del agua y, a veces, las voces de las monjas benedictinas del Monasterio Mater Ecclesiae, que habitan el antiguo seminario dedicadas a la oración y al estudio.

Un lugar fuera del tiempo, donde arte y espiritualidad se funden en una experiencia que permanece grabada en la memoria.

 

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