San Francisco frente al Sultán de Egipto
La última capilla que se construyó, terminada en 1757 y financiada por el portugués Bernardo Mina, alberga un grupo de estatuas de terracota de Carlo Beretta, escultor que trabajó en las obras de la catedral de Milán y en Novara, donde realizó los relieves del altar mayor de la basílica de San Gaudencio. Las estatuas muestran a San Francisco predicando al sultán Melek-el-Kamel quien, en lugar de mandarlo que lo ejecuten, lo escucha con interés; el santo, para demostrar cuál es la verdadera religión, propone encender una hoguera y entrar en ella con los sacerdotes, pero el sacerdote pagano huye; Francesco rechaza el oro y los regalos; el sultán le permite predicar libremente; Francisco se aparece a dos frailes y les ordena que vayan a bautizar al sultán moribundo. La historia se completa con los frescos de Federico Ferrari, con un marcado estilo rococó.